sociales
Las guerras
de independencia hispanoamericanas o guerras hispanoamericanas de independencia fueron una serie de conflictos armados que se desarrollaron en las posesiones americanas del imperio
español a principios del siglo XIX, en los cuales se enfrentaron el bando que
se autodenominó patriota
, independista
o revolucionario — que luchó a favor de la emancipación de la corona española — contra el bando que se conoció
como realista o virreinal — el cual defendió la lealtad
al rey de España. Según la postura historiográfica , estos procesos pueden ser vistos como
guerras de independencia, guerras
civiles o bien, una combinación de diversas
formas de guerras.
La guerra de independencia española, producto de la crisis política en España, y la ocupación de su territorio por parte de Francia en 1808, constituyen dos hechos que incentivaron el independentismo en la debilitada monarquía española. Como respuesta a la entronización del rey José Bonaparte en España, entre 1808 y 1810 se instalaron juntas de gobierno que ejercieron la soberanía ante la ocupación francesa, tanto en la península como en las posesiones de ultramar. Las diferencias entre España y las colonias se fueron agudizando comenzando la lucha armada entre los americanos y los ejércitos reales alrededor de 1810 en la mayoría de Hispanoamérica. La independencia de los nuevos estados se consolidó en la década de 1820. Después de perder el callao en enero de 1826, los únicos territorios dominados por los españoles en América eran cuba y puerto rico.
Económica
Otra consecuencia de las guerras fue la disminución de la mano de obra y la liberación de los esclavos a los que se había prometido la libertad si se enrolaban en los ejércitos. Esta disminución de la mano de obra y la conformación de una realidad económica que prescindía de la esclavitud, fomentó el sector ganadero, sobretodo en Venezuela y Argentina, que necesitaba de escasa mano de obra y contaba con abundantes territorios para su desarrollo. La minería sufrió un fuerte retroceso por la retirada del capital que conllevaba la marcha de los españoles. Además los procedimientos obsoletos de explotación no favorecieron su desarrollo. La abolición de antiguos sistemas de explotación como la mita, conllevaron la merma de beneficios. Sólo Chile se sobrepuso a esta decadencia minera.
La
consecuencia más visible de la independencia de las colonias americanas fue el
final del monopolio español y brasileño y con ello la apertura de Latinoamérica
al mercado mundial. La gran beneficiaria de este cambio fue Gran Bretaña, que
pudo acceder libremente al mercado latinoamericano proveyéndolo de productos
manufacturados. En muchos casos la calidad y precio de los productos ingleses
dieron al traste con la incipiente industria local, a la vez que desanimó
inversiones productivas por parte de los capitalistas americanos. Pero hubo un
cambio importante, ya que la política arancelaria era ahora diseñada por los
mismos americanos, pudiendo utilizarla en su beneficio. Fueron las ciudades las
que impusieron sus políticas económicas sustituyendo, en este sentido, a la
antigua metrópoli, favoreciendo el desarrollo de los intereses de estos núcleos
urbanos en detrimento del mundo rural.
Otra consecuencia de las guerras fue la disminución de la mano de obra y la liberación de los esclavos a los que se había prometido la libertad si se enrolaban en los ejércitos. Esta disminución de la mano de obra y la conformación de una realidad económica que prescindía de la esclavitud, fomentó el sector ganadero, sobretodo en Venezuela y Argentina, que necesitaba de escasa mano de obra y contaba con abundantes territorios para su desarrollo. La minería sufrió un fuerte retroceso por la retirada del capital que conllevaba la marcha de los españoles. Además los procedimientos obsoletos de explotación no favorecieron su desarrollo. La abolición de antiguos sistemas de explotación como la mita, conllevaron la merma de beneficios. Sólo Chile se sobrepuso a esta decadencia minera.
El
elemento más significativo del proceso independentista fue el surgimiento de
nuevas naciones dotadas de independencia política. Sin embargo sus sistemas
políticos pronto se distanciaron del liberalismo y derivaron hacia el autoritarismo. Por un lado fruto del contexto de guerra
que hacía necesaria la autoridad para concentrar los esfuerzos en la
consecución de la victoria, pero también porque los nuevos estados nacían bajo
la égida militar Por otro lado las élites pronto tuvieron
miedo a que el proceso independentista derivase en movimientos revolucionarios,
por lo que apostaron por sistemas políticos autoritarios que protegiesen sus
intereses. Este movimiento autoritario dará origen al caudillismo, que
reproducía el modelo de las grandes haciendas, y que se hizo necesario en el
proceso independentista, sostenido por el estamento militar y las élites
políticas.Desde el siglo XVI, España colonizó
varias regiones de América. El sistema de colonización español era basado en la
explotación de los recursos naturales y minerales de las áreas dominadas. Los
pueblos americanos (incas, aztecas, mayas y otros nativos) fueron dominados,
perdieron sus tierras y tuvieron que seguir la cultura impuesta por los
españoles. Estos pueblos originarios también tuvieron que trabajar
enérgicamente para los colonizadores de España. Perdieron su cultura, sus
posesiones y sus creencias religiosas.
Culturales
Si asumimos que la independencia fue,
entre muchas otras cosas, una revolución de inspiración liberal que aspiraba a
suprimir el régimen absolutista impuesto por la monarquía española, debemos
tener presente que el modelo liberal implicaba la abolición del sistema
corporativo de organización que caracterizaba a las sociedades del antiguo
régimen. Las comunidades o pueblos de indios fueron, desde los comienzos del
régimen colonial, elemento fundamental de ese sistema en América. La
congregación forzada de los indígenas en pueblos regidos por el cura, el
cacique, el cabildo y el corregidor, y dotados de resguardos o tierras de
comunidad, se constituyó en el soporte económico del sistema colonial, y
también en el origen de nuevas identidades e intereses étnicos tutelados por la
monarquía, y garantizados por lasLeyes de Indias . El protector de
naturales era el funcionario destinado a preservar y defender los derechos y
fueros de las comunidades indígenas, con frecuencia amenazados o vulnerados por
sus vecinos blancos o mestizos. Las reales audiencias, por su parte, tenían
como uno de sus principales deberes la protección de los indios.Sin
embargo, como el resto de los sectores subordinados de la sociedad colonial,
los indios no siempre tuvieron la posibilidad de expresar libremente sus
simpatías políticas. Forzados por las circunstancias, la influencia de los
curas, corregidores o “defensores”, cuando no por la simple y llana imposición
de la fuerza por parte de los ejércitos combatientes, en más de una ocasión
fueron inducidos u obligados a respaldar con alimentos, ropas, alojamiento y
hombres a las tropas que ocasionalmente ocuparan su territorio. Por ello, como
el resto de la población neogranadina, también entre los indios hubo realistas
y patriotas, si bien fueron mayoría los defensores de la monarquía española.
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